Un empresario arrepentido apuntó contra un ex funcionario que no estaba en la causa

«Firmás o tengo la bandeja de plata en la mano para llevarle tu cabeza a Cristina«, le advirtieron a Armando Loson, titular del grupo Albanesi, uno de los arrepentidos en la causa de los cuadernos que ayer quedó procesado como miembro de una asociación ilícita encabezada por la ex presidente Cristina Kirchner.

 

Esa presunta amenaza se la formuló un ex funcionario que no figuraba entre los sospechosos: Enrique Osvaldo Arceo, ex presidente de Nación Fideicomisos.

Así se desprende del fallo que firmó el juez Claudio Bonadio, en donde se aclaró que la investigación de la causa no está terminada. Loson -uno de los primeros detenidos que tuvo el expediente y se convirtió en imputado/colaborador- contó «las presiones» que sufrió en el «gobierno anterior» como responsable de la firma «ALBANESI S.A.», que presidió durante 42 años.

«Por el hecho de ser una empresa importante, aunque no perteneciéramos a la obra pública, fuimos víctimas de requerimientos de dinero, sobre todo para las campañas, por eso las fechas que se me imputan son durante los años 2013 y 2015″, aseguró. Según detalló, «en una de las reuniones que asiduamente teníamos en el Ministerio de Planificación por temas energéticos, (el ex secretario coordinador Roberto) Baratta pide verme aparte y me escribe en un papelito tipo block ‘1.800.000 pesos’, lo que quería decir que debíamos colaborar con esa cifra».

La segunda vez, en cambio, «me lo dijo personalmente y me pidió quinientos mil pesos. La verdad, no estoy seguro ni me consta que ese dinero haya ido para la campaña. Es cierto que hubo más de una entrada a la cochera para retirar el dinero, pero fue porque no le di toda la plata junta», dijo.

Tras señalar que «las entregas que se relatan» en los cuadernos «en la calle son imposibles«, explicó que «siempre entraron a la cochera, yo le daba la bolsita, nunca le di la plata toda junta porque no la tenía, se la di de mi bolsillo» y agregó que «el que manejaba los pagos de CAMMESA hacia la empresa también era Roberto Baratta«.

Según detalló, «él decía quién cobraba y quién no, y Baratta me corría con los pagos. Me decía ‘mirá que tenés que cobrar, que la cosa viene dura’. Yo le decía que iba a cumplir, pero que no tenía todo el dinero junto. Antes de las entregas, Nelson Lazarte me llamaba para ver si podía pasar. Él era mi contacto. Siempre las entregas se las hice a Nelson, que pasaba en un auto con chofer que era un Toyota Corolla color gris. En ocasión de una de las entregas, Nelson me dijo que Baratta estaba dentro del auto. Yo entregaba una bolsita de cartón con pesos, con montos que rondaban entre los doscientos y trescientos mil pesos».