El medio de los escándalos, la Carta al Pueblo de Dios del Papa
El papa Francisco utilizó una «Carta al Pueblo de Dios», entendido en su universalidad, un instrumento excepcional que no se registra en la historia reciente de la Iglesia.
Para reiterar el «dolor», la «vergüenza»y el «arrepentimiento» por el escándalo de la pedofilia cometida por el clero.
Es «un crimen que genera profundas heridas de dolor e impotencia, sobre todo en las víctimas, pero también en sus familiares y en toda la comunidad». Las heridas que siguen al escándalo de la pedofilia «nunca prescriben», subrayó el Papa.
«Aunque se pueda decir que la mayor parte de los casos se refiere al pasado, sin embargo con el pasar del tiempo hemos conocido el dolor de muchas de las víctimas y constatamos que las heridas no desaparecen nunca y nos obligan a condenar con fuerza estas atrocidades, así como a concentrar los esfuerzos para erradicar esta cultura de muerte; las heridas nunca prescriben».
«Mirando al pasado, nunca será lo suficiente lo que se hace para pedir perdón y tratar de reparar el daño causado. Mirando al futuro, nunca será poco lo que se hace para dar vida a una cultura capaz de evitar que tales situaciones no solo no se repitan, sino que encuentren espacio para ser cubiertas y perpetuarse», dijo el Papa en la carta.
«Con vergüenza y arrepentimiento, como comunidad eclesial, admitimos que no hemos sabido estar donde debíamos estar, que no hemos actuado a tiempo reconociendo las dimensiones y la gravedad del daño que se estaba causando en tantas vidas. Hemos descuidado y abandonado a los pequeños».
«El dolor de las víctimas y de sus familias es también nuestro dolor, por ello urge reiterar una vez más nuestro compromiso por garantizar la protección de los niños y de los adultos en situación de vulnerabilidad», agregó.
El pontífice llamó a dejar atrás las omisiones y pasar a la denuncia: «Hoy somos interpelados como pueblo de Dios a hacernos cargo del dolor de nuestros hermanos heridos en la carne y el espíritu». «Si en el pasado -siguió- la omisión pudo volverse una forma de respuesta, hoy queremos que la solidaridad, entendida en su significado más profundo y exigente, se vuelva nuestro modo de hacer la historia presente y futura, en un ámbito donde los conflictos, las tensiones y especialmente las víctimas de todo tipo de abuso puedan hallar una mano tendida que las proteja y las rescate de su dolor».