Unos hacen y otros duermen

A días de las elecciones, el momento crucial de toda campaña.

La cercanía de los comicios implica, por lo general, un fuerte movimiento en el andamiaje electoral. En La Rioja no hay excepción con respecto a esto, tal es el caso que con solo recorrer las calles céntricas podremos observar los pasacalles, pintadas y carteles que decoran transitoriamente la piel de la ciudad capital; yéndonos un poco a la periferia del centro, a los barrios, encontramos también un clima electoral en algunos sectores, prueba fehaciente de que aquel viejo decir “a la gente no le importa” se desmiente solo con recorrer avenidas y calles y hablando con sus ocupantes.

La disputa por el poder termina por ser la eterna lucha entre radicales y peronistas que tanto se ha futbolizado con el pasar de los años en democracia, para bien siempre, ya que no hay tesis sin antítesis y no hay solvencia de nada sin conflicto; además, teniendo en cuenta que las diferencias ideológicas y las disputas generadas en torno a estas son siempre positivas en un ámbito en el cual toda idea es válida de expresarse, aunque no siempre deba ser compartida o aceptada.

Por un lado el partido justicialista, al fin unido, tras internas y acuerdos, entendiendo que al fin y al cabo todos “pertenecen todos a la misma vena” por decirlo en metáfora tanguera y hablando de la formación política de quienes pertenecen a este espacio político. La renovada fuerza del PJ riojano sale a las calles, como dicen sus manuales políticos, salir, recorrer, hablar con la gente y por sobre todo, lo más importante… escucharla. Una constante de otros tiempos que se ha recuperado desde hace ya más de 10 años para bien del electorado, que necesita siempre estar cerca de sus candidatos, por más instalado que se esté en lo mediático, si no se recorre la ciudad, el interior de la provincia, cada rincón, la gente conocerá solo una quimera expuesta en la pantalla del televisor, hablándole sin decirle nada, mirándolo sin tener sus ojos puestos en el.

Cruzando la vereda está el partido radical, con Julio Martinez a la cabeza. A principios de este año, ya comenzaban a manufacturarse encuestas y será quizás los buenos resultados que el candidato radical obtuvo en estas el motivo de su descuido; ya que son pocos los movimientos en su tablero, ¿Es poco el esfuerzo? Quizás, una encuesta favorable a tanto tiempo de los comicios puede confundir a cualquier candidato que se piensa instalado y se olvida de trabajar por una ventaja totalmente etérea. La gente cambia de día a día, la gente cambia de mes a mes y hoy a menos de un mes del mayor compromiso civil que tiene todo ciudadano, la fuerza radical ha reducido sus esfuerzos a un mero micro ploteado con la cara de sus candidatos, tanto para gobernador, vice e intendente y un jinggle antiguo modificado para poder nombrar a quienes hoy acompañan a Martinez en su ilusión de arribar al poder por vez primera.

No se debe confundir una cosa con la otra; el hecho de que la campaña radical sea tanto bastante más pasiva que la justicialista, no asegura una victoria de los últimos, ni una derrota de los primeros con seguridad; pero grafica con claridad el panorama. Si hay algo que se puede revertir en poco tiempo son los números de las encuestas, por un lado el hacer y el decir pueden sumar o restar votos, pero el silencio y el desdén solo pueden y podrán restarlos.