“El presente es mío, el futuro será de Maradona”
Dos policías que custodian la puerta de este hotel erguido en Salitre, policromático barrio del occidente de esta ciudad, se despojan de sus gestos autoritarios y le piden una foto. Adentro, media docena de periodistas colombianos lo esperan para escuchar el relato de sus hazañas en Cali, época en la cual Julio César tenía el cabello largo y era Pelusa .
Entonces, deja ver esa sonrisa que se le borró hace tres semanas, la noche que perdió su cuarta final de la Copa Libertadores, la primera como entrenador. Las otras tres, las que se le escaparon de esas manos que lo hicieron famoso cuando era arquero del América, también son parte de su historia en este país.
“Me quieren un poquito acá, ¿no?” , se jacta Falcioni ante Clarín , después de encender un rubio. Y enfatiza: “Es que en Colombia viví los mejores años de mi carrera”.
-Mirá si tuvieras en Boca, al menos, el diez por ciento de la popularidad que tenés acá.
-Yo siento que el hincha de Boca me respeta.
-¿Pero qué porcentaje te quiere? -No hablo de porcentajes. Lo que digo es que nosotros llegamos a Boca cuando estaba en una situación incómoda, cerca de los puestos de Promoción. Y con el gran trabajo de los jugadores pudimos conseguir un título y pelear tres torneos en este primer semestre.
-¿Te cruzaste con alguno cuando te fuiste de vacaciones? -No, no … Pero con el hincha de Boca siempre tuve una relación muy buena, siempre me han dado fuerzas y me han apoyado.
-Ahora están algo enojados con vos. Por Riquelme y porque se perdieron dos de las tres coronas. ¿Qué grado de responsabilidad asumís en estas derrotas? -La máxima. El fútbol es así. Cuando Boca salió campeón con 12 puntos de ventaja, no jugó tan bien. Cuando perdió la final de la Libertadores, fue una hecatombe. Cuando no llegaron ofertas después del torneo que ganamos, dijeron que era un desastre. Ahora, que se fueron ocho jugadores, muchos de ellos al exterior, se habla de que nos estamos desmantelando. Todo es según el ojo del que lo mire.
-¿Y tu ojo cómo lo ve? -Bien. Boca potenció jugadores y, dentro de su economía, vendió. Y se fortalecerá con los que vengan y los que están pidiendo pista, Colazo, Blandi, Sánchez Miño, Viatri, Chávez … Jugadores de inferiores que se ganarán su lugar.
-No alcanza con lo que hay.
-Boca, en el semestre pasado, necesitaba 35 jugadores. Teníamos un plantel de 29, 28 … Incluyendo a Battaglia, estábamos con lo justo. Hoy, con 25, podemos resolver situaciones. De a poco van a ir llegando los jugadores necesarios.
-¿La Copa Argentina pasó de ser un premio consuelo a la final del Mundo? -Es un torneo importante. Nosotros siempre apostamos a los tres frentes. Pusimos todo. Estoy orgulloso del esfuezo de los jugadores.
-¿Cómo será Boca después de Riquelme? ¿Prevalecerá el 4-4-2? -No vamos a cambiar el módulo. Hoy no tengo a Román, pero está Chávez. Y traje dos enganches más, Paredes y Alvarez.
-¿Se va a soltar más Erviti? -Todos paramos bien al equipo. El tema es cuando se empiezan a mover los jugadores y hay que cubrir todos los espacios. Entonces, si el lateral rival llega hasta el fondo, es difícil que lo haga nuestro volante. Así es el fútbol que yo veo y el que nos llevó a tres finales.
-Entonces, ¿hay que estar conforme con el fútbol que proponés? -No sé … No puedo estar en la cabeza, ni tener la visión de cada uno. Pero tan equivocados no estamos, porque llegamos a tres finales.
-¿Qué pensás cuando te piden brillo para tu equipo? -Que Boca no podría haber llegado sin brillo a la final de la Copa Libertadores. Sobre todo, con los equipos que compitió. Fluminense, U de Chile, Unión Española … Jugamos con un formato que nos llevó a ser el segundo equipo más importante de Sudamérica.
Falcioni parece tener respuestas a todas las preguntas, como cada vez que le pateaban al arco en sus años mozos. Entonces, surge una figura inesperada en la charla.