Desde la Tribuna

Cuando la realidad nos pone frente a distintas situaciones y es inevitable ser parte de ellas, la mayoría de las veces tomamos posición y/o comenzamos a analizar desde el que debería haber sucedido o pasado.

Claramente esta costumbre es natural en los individuos que se relacionan, no solo con sus experiencias, sino también con las experiencias compartidas y a su vez con la experiencias de otro y se produce el fenómeno de la tribuna.

La tribuna es donde nos sentimos cómodos para ver lo que sucede y desde allí emitir nuestras opiniones teñidas de nuestro juicios, de lo que nos parece que deberían ser las cosas o como  deberían hacerse.

Nada de esto está bien o mal – solo que- es muy cómodo ser los jueces de un partido que estamos jugando pero desde la tribuna y que no nos hacemos cargo de los resultados sean positivos y/o negativos.

En el caso de ser positivos los resultados, solo nos limitamos a ver cuánto estamos o somos beneficiados por ellos; pero es absolutamente distinto, si el resultado es adverso y nos afecta; es aquí donde iniciamos un juicio de valores que nos posiciona en la tribuna y nos enfrenta a la realidad y por decantación a los supuestos responsables.

Es en todos los sistemas que actuamos de esta manera, somos jueces o no, de lo que otros hacen y nos afectan. ¿Pero cuan responsables somos de ser parte, aunque más no sea en lo más mínimo, de ese resultado o de ese partido?

Nos escondemos en la tribuna y desde allí convertidos en voluntario invisibles, decimos, criticamos, actuamos y sufrimos sin hacernos cargo de lo más mínimo, sin darnos cuenta que podríamos intervenir para cambiar esa realidad.

Creer que no somos los que cambiaremos el mundo, no alcanza para no hacer nada, alguna vez alguien hizo algo para que hoy sea lo que es y si seguimos sin aparecer nada cambiará. Ser parte es sentir que algo realmente aportamos con acciones y/o conversaciones dadas en los sistemas que hacen a esas realidades.

Gritar desde la tribuna, no nos hace parte de nada, solo de los resultados que no han dependido de nosotros, solo se han logrado con los que estaban abriendo el juego en el lugar donde el juego se da.

La tribuna siempre existirá y los protagonistas también; elegir que queremos ser y desde donde queremos ser, es una decisión que solo depende de cada uno. Pero debemos tener en claro que solo los que hacen se equivocan, el resto, solo es tribuna.-