El robo lidera el mapa del delito, siguiéndole la violencia de género y en tercer lugar el abuso sexual.
Así lo manifestó el Ministro de Seguridad de la provincia, quien aseguró que desde hace dos años se viene trabajando en la elaboración de un estudio denominado “Mapa del Delito”. Si bien no se conocen detalles del mismo, en un corto plazo se conocerá públicamente de qué se trata.
Lo cierto es que, a medida que la re-vinculación social – pos aislamiento – está mostrando una realidad que nos afecta a todos, de manera directo o indirecta, para el gobierno provincial, el tema pasa por los robos, la violencia de género y los abusos sexuales; sacando el foco de la responsabilidad primaria del Estado, que es la seguridad pública. –
No es qué, no sea cierto los puntos señalados, -es más – refrendamos lo que manifiesta y agregamos desde el historial de hechos narrados y publicados en un sin fin de ediciones de distintos medios de la provincia y el mundo, como la realidad que nos afecta desde hace más de 50 años; la delincuencia se naturaliza, se agrava con la utilización de elementos que ponen en riesgo la integridad física de las víctimas, hasta llegar a ser un hecho luctuoso.
Ante lo ya mencionado, sabemos y seguramente como todo estudio y/o diagnóstico de lo que podría ser un mapa del delito, basado en l alinea histórica de los hechos , como medio de comunicación y voz de los que no tienen voz, preguntamos… señor Ministro de Seguridad,¿ usted cree que un mapa del delito podría funcionar, sea el resultado que fuere, siendo de público conocimiento y por qué no decirlo, hasta vos populi, que la delincuencia ha logrado hacer que la Justicia sea su mejor abrigo, es decir , “…entran por una puerta y salen por la otra?.
Señor Ministro, es muy posible que seamos neófitos en el conocimiento del derecho, pero a simple vista, las victimas terminan sin el acompañamiento del Estado y el delincuente inicia un camino de contención del sistema, para una posible reinserción social.
Señor Ministro, ¿cómo un ser humano se puede rehabilitar en un micro sistema colapsado poblacionalmente, como lo es el edificio penitenciario ‘, que desde hace una década, cada gestión reconoce públicamente y los medio reflejamos esa realidad, que por muy dura que sea, solo hay que llegarse al predio para ratificarlo.
No está mal el diagnóstico de la realidad social, no está mal trabajar sobre los hechos consumados, no está mal hacer lo que sea necesario para saber por dónde se puede encaminar una gestión en materia de seguridad.
Pero tampoco está mal, poner el foco en qué acciones concretas se realizan para que la sensación de inseguridad que se va instalando de apoco en el sentir común de la gente, se convierta en un clamor por más presencia policial en los barrios, para no solo disuadir a las juntadas nocturnas en las esquinas de los barrios donde se consumen sustancias prohibidas, sino también para garantizar el libre y seguro transitar vecinal.
No somos eruditos en la matrería de seguridad pública, pero tampoco somos tan ignorantes como para creer que un policía en cada esquina hará la diferencia, solo ponemos sobre la mesa una realidad y es que lo que diagnostique cualquier estudio, se basa en lo que ya pasó y eso no tiene vuelta atrás; la sociedad necesita acciones que hagan confiar en el futuro y no seguir justificando nuestro presente por lo que sucedió en el pasado.
Seguridad, Salud, Trabajo, Educación y Justicia Publica son, parte de la responsabilidad ineludible del estado, en este tema cada una de estas áreas son un complemento que vemos y nos gustaría como periodistas y medio de comunicación publicar, que trabajan unificando criterios en pos de los que la comunidad va exigiendo de sus gobernantes, sentido y bienestar común. –