Esperó la muerte, se salvó y ahora es voluntario
Un abogado septuagenario estuvo más de 16 horas encerrado en su auto durante el feroz temporal que se desató sobre la ciudad de La Plata el martes pasado. Ahora, que logró superar el trauma, trabaja ayudando a los vecinos que más lo necesitan.
Un abogado de 71 años, que estuvo a punto de morir ahogado en la inundación, encerrado 16 horas en su auto con el agua impidiéndole abrir las puertas, logró superar el trauma del episodio y trabaja como voluntario en el centro de ayuda de Cáritas de La Plata.
“Pensé que me moría. Estaba esperando que me llegara la muerte. Fue mucho tiempo viendo cómo subía el agua y cómo la gente se moría alrededor. Y yo no podía hacer nada”, relató quien prefirió presentarse simplemente como Gustavo.
La tormenta comenzó cuando volvía a su casa en auto. “Se desató una lluvia muy fuerte, el agua subió muy rápido y llegó adentro. Estuve 16 horas encerrado sin poder moverme. Quería abrir la puerta, pero la fuerza del agua no me dejaba”, describió.
En esa situación pavorosa que se prolongaba, temiendo su propia muerte por ahogamiento, vio “cosas terribles”, aseguró.
“No puedo olvidarme de una chica velando a su madre en el medio del agua; lloraba como loca. Vi muchos muertos que se llevaba la correntada”, recordó.
Sin embargo, el agua no llegó a taparlo y a la mañana siguiente el agua empezó a bajar. Sorprendentemente, el auto arrancó y salió, en contramano, para su casa. “Debe ser porque es japonés”, bromeaba, ya lejos de aquella situación.
Gustavo salvó su vida pero el panorama era desolador. “Estaba muy aturdido, pero pude llegar a mi casa, que por suerte no se inundó, y conseguí reponerme. Ni bien me sentí mejor me acerqué a Cáritas a ayudar”, afirmó.
Y allí estaba Gustavo, en la parroquia, en 6 y 64 de la ciudad de La Plata, uno de los centros de recepción de donaciones para los afectados por el temporal, transformado en las últimas horas en centro de distribución, a cargo de voluntarios que con sus propios autos llevan la ayuda a los barrios más golpeados. Uno de ellos es Gustavo.
“Yo pongo mi auto y hago viajes, llevo las cosas que la gente necesita. Soy un ciudadano común, con 5 hijos y 8 nietos. Nosotros estamos bien, pero nos podría haber tocado”, reflexionó.
Mientras trabaja solidariamente, Gustavo ensaya una explicación de lo sucedido. “Yo nací en La Plata y vivo acá desde siempre. Los desagües son muy viejos, la ciudad ha crecido mucho y la infraestructura no puede soportar tanto”, comentó.