Diez claves de un gran campeón
El gol de cabeza de Kingsley Coman le alcanzó al Bayern Múnich para consagrarse campeón de Europa por sexta vez en su historia, pero sobre todo para legitimizar una victoria que no dejó dudas: el múltiple ganador de la Bundesliga confirmó que es el mejor equipo de Europa y tuvo una merecida celebración. Desde el arco hasta el goleador, pasando por su capacidad física, su voracidad ofensiva, su recambio y la mano del entrenador, el Bayern demostró sobrados argumentos para convertirse en un más que justo campeón.
Cuando un futbolista se presenta en Säbener Straße, la mítica ciudad deportiva del Bayern, para firmar su contrato, seguro se cruza con Karl Heinz Rummenigge, presidente de la Junta Directiva del club, y con Hasan Salihamidzic, ex jugador de la entidad y ahora director deportivo. O con Oliver Kahn, el ex arquero integrante de la junta directiva. Más tarde se encontrará con Uli Hoeness, hoy presidente honorario y pieza de consulta permanente. Y también lo hará con Kathleen Krüger, la team manager del club o «La mujer fuerte detrás de un equipo fuerte», como la describió el propio Bayern en un perfil en su página web. Ex jugadora del club y retirada a los 24 años, Krüger funciona como nexo entre los futbolistas y los dirigentes, muchos de ellos con pasado glorioso en el club en el campo de juego. Ese sentido de pertenecia se transmite desde los dirigentes a los jugadores, y queda reflejado en el campo, más allá de los resultados.