Las matemáticas tranquilizan sobre el ‘fin del mundo’ maya
Como sucedió en el año 2000, y también en el año 1000, un cambio de ciclo similar acontecerá este viernes, al menos en lo que al calendario maya se refiere. Se trata del conocido ‘fin del mundo maya’, que ha hecho correr ríos de ‘tinta’ digital y despertado el temor en una minoría, pero no es más que un cambio en los periodos del denominado ciclo largo utilizado por esta civilización para medir el tiempo. Los mayas tenían tres formas de medir el tiempo. Por un lado, contaban con un calendario sagrado, de 260 días, que utilizaban para sus ceremonias religiosas en templos como Chichén Itzá, Palenque o Tikal. Por otro, uno solar, de 365 días, dividido en dieciocho meses de veinte días y que se empleaba en la vida civil.
El tercer calendario, de actualidad ahora, es la ‘cuenta larga’, que está a punto de dar lugar a un cambio ciclo. Se describe en algunos códices y monumentos y su duración aproximada es de unos 5.100 años. Esta cuenta larga era de base veinte, como toda la numeración maya. Se dividía en ciclos de veinte días, años de 360 días, y ciclos de veinte y doscientos años. Cada ciclo de veinte años se denominaba katún (similar a nuestros decenios). Tras veinte katunes se conformaba el baktún (equivalente a nuestros siglos, pero con una duración de 400 años).
Todos estos detalles los ha explicado esta semana Antonio José Durán, catedrático de Análisis Matemático de la Universidad de Sevilla en la Residencia de Estudiantes de Madrid, dentro de unas jornadas organizadas por este centro, el Área de Cultura Científica del CSIC y el Instituto de Ciencias Matemáticas (ICMAT).
El 21 de diciembre es el primer día del baktún o ‘siglo’ XIII maya
«El día 20 de diciembre es el último día del baktún número doce, y el 21 de diciembre el primero del baktún número trece – explica Durán-. Es como pasar del siglo XX al XXI y en el mundo maya, como en el nuestro, estos cambios a veces se asocian con cataclismos o desgracias, simplemente por superstición». Si bien para los mayas el cambio del duodécimo al decimotercer baktún era una fecha importante, no existen referencias escritas que afirmen que entre el 20 y el 21 de diciembre fuera a suceder nada en particular.
«Sí es cierto -afirma Durán- que si la antigua cultura maya existiera hoy, muy probablemente hubieran hecho sus augurios y lo hubieran relacionado con mala o buena suerte, pero no hay ningún criterio científico detrás». Sin embargo, el anuncio inspirado en la cultura maya de un nuevo fin del mundo es una buena ocasión para recordar que los mayas desarrollaron un sistema numérico que, en lo esencial, es igual al nuestro.
Números con el ‘principio posicional’
«Tenían el número cero, y contaban con lo que se llama el ‘principio posicional’, es decir, el valor del número varía en función del lugar que ocupe», dice Durán. Por ejemplo, en el caso del 111, cada uno de los unos tiene un valor distinto (unidades, decenas y centenas) según su posición. Los mayas representaban el número uno con un punto, dos puntos representaban el dos, y así para el tres y para el cuatro. El cinco sería una raya, el seis, un punto y una raya y así, con combinaciones de este tipo, se llegaría al número diecinueve. A partir del veinte funcionaría el principio posicional, es decir, el número veinte, por ejemplo, sería un punto y un cero.
Su sistema numérico ya tenía el cero y era similar al nuestro