Ramón Díaz: “Disfruten de esta camiseta y salgan a jugar”
A pesar de todo y de todos, esa banda roja que se ilumina al pie de la Cordillera es idéntica a aquella que brilló en una de las épocas más gloriosas de la historia de River, hace 16 años. Y ahí está Ramón, igual que entonces, con su cabello negro, hoy matizado con una tintura que busca embaucar al calendario. Con su camisa gris de seda italiana y mangas largas, a pesar de una temperatura propia del infierno. Es 9D , ¿qué mejor día para Díaz al momento de volver a empezar. si ese número que lució durante 17 temporadas fue el que lo hizo el primer riojano más famoso ?
Es 9D y lo que sucede aquí, en San Juan, es un movimiento sísmico que nada tiene que ver con fallas geológicas. Es un terremoto de pasión y gratitud lo que sacude la tribuna Sur del estadio Bicentenario, donde se ubican diez mil hinchas fervorosos a pesar del sol. Una bandera con el rostro del Pelado sube y baja por las gradas, impulsadas por las manos de esos fieles que quieren enseñarle a todo el mundo que la felicidad que les provoca la vuelta del ídolo.
“Gracias, Ramón”, es la leyenda. Simple, directa, ilustrada con el rostro de ese entrenador que cambió radicalmente el estado de ánimo de simpatizantes, dirigentes, jugadores y afines.
Volvió Ramón, volvió la alegría.
Parece un eslogan de campaña política. Y al margen de que esa intención encierra la decisión que tomó Daniel Passarella al contratarlo, es toda una realidad. Aunque el equipo haya estado a años luz de su versión súper ganadora de 1996-1997 o la que en 2002 ganó el Torneo Clausura, River puede despedir el año feliz, despojado de los fantasmas del descenso, con 29 puntos, con 28 goles, tres menos que Vélez, el campeón y conjunto más contundente del Torneo Inicial.
Con un futuro lleno de colores, después de tantos grises.
El tercer episodio comienza en el vestuario, cuando Ramón dice palabras sencillas, de ésas que apuntan al orgullo de la pertenencia, un lema que aprendió de Angel Labruna: “Disfruten la camiseta que tienen puesta y salgan a jugar”.
Y salen sus muchachos, con Manuel Lanzini y Augusto Solari, sus pibes, sus ramones , esos que buscar recuperar. Y no tarda ni cinco minutos en asomarse del banco. Lo hace después de una pelota que pierde Solari con Emmanuel Mas. Le pide marca a Mercado, quien juega pegado a su raya. Le grita a Lanzini que pida todas las pelotas. Está claro que Ramón tiene un nuevo pollo.
“ Me da placer que uno de los pibes que no había participado vuelva a ser protagonista conmigo.
Me gustó mucho la actuación de Lanzini”, dice el Pelado de Manu, ya en la conferencia de prensa. Y se jacta de que su mensaje no tuvo interferencias: “Hay cosas que le faltan pulir pero es cuestión de tiempo.
Los jugadores agarraron mi idea y eso es lo más importante”. También, deja claro que tendrá muchas exigencias con este plantel: “Los jugadores se tenían que acomodar al nuevo sistema, a jugar con enganche. Pero son muy inteligentes, hay futbolistas de muy buen pie y en el segundo se soltaron más. Les había dicho que teníamos que llevarnos el resultado sí o sí y lo hicieron”. Elogia a los chicos, pero no come vidrio: “Los refuerzos tienen que ser importantes. Me voy a reunir con Daniel (Passarella)”.
Inteligente, pícaro, sagaz es Ramón.
Quedó claro en una variante que cambió el rumbo del partido, el ingreso de Rojas por Augusto, otro de los que se llevaron flores de los labios del riojano: “Me gustó Solari. Necesitan todos los jóvenes hacer experiencia. Queremos trabajar con ellos, enseñarles lo que es este club y la responsabilidad que tienen para con el juego. Tenemos tiempo y estoy muy confiado”. Confiados están ahora los hinchas de River, los que saludan a Ramón cuando se sube al micro que lo devolverá a Buenos Aires para seguir trabajando. “Ahora tiro un Twitter y no hablo más”, desliza al pasar. Pero prefiere publicar un mensaje de Emiliano, su hijo, en la red social. Uno que habla de apoyo. Lo que le sobra a este Pelado .