Tigre logró la hazaña y se metió en la final
Tigre construyó en Bogotá uno de los momentos más importantes de su historia. Por primera vez jugará una final internacional. El 0-0 en la ida en Victoria no le había dado muchas esperanzas para la revancha. Soportó dos ráfagas iniciales del local y después siempre llegó con peligro. El gol de Echeverría lo metió en la final, nada menos que ante el poderoso San Pablo, primero de local y luego en Brasil. Fue un empate histórico. Todo Tigre disfruta de este momento único.
No hubo secretos en los planteos respectivos. Millonarios dispuso del terreno para manejar, con criterio, el balón. Y Tigre esperó, dejó hacer, y buscó sorprender en el momento justo. El equipo local hizo circular, trabajó las bandas, generó cierto peligro especialmente por derecha con la habilidad de Ochoa. Sin embargo, esa superioridad en la tenencia de la pelota no se reflejó en llegadas claras. El local no pudo construir durante el primer tiempo ni una sola jugada de riesgo. La más clara llegó por un error en la salida de Albil, quien sacó un disparo fallido, le pelota rebotó en Cosme y por poco no fue gol. En cambio, cada vez que el equipo de Gorosito se metió en el área colombiana tuvo chances claras de abrir el marcador. La primera, a los tres minutos, se le escapó a Maggiolo, que estaba habilitado, por debajo del botín. Quedaba mano a mano con con Luis Delgado. A los 20 minutos, Botta bajó una pelota con el pecho y le pegó como venía, de volea, y el balón se fue muy cerca del ángulo. A esa altura, el sanjuanino de 22 años se mostraba como el jugador más criterioso del equipo de Gorosito. Sobre los 33 minutos, Botta ejecutó un tiro libre al corazón del área, cabeceó exigido Maggiolo y el arquero Delgado, con una mano, dio rebote y después un defensor despejó el peligro. Tigre se excedió un poco en las faltas cerca de su área pero todos los remates del veterano Mayer Candelo se fueron por arriba del travesaño.
Necesitaba profundizar Millonarios en el último cuarto de cancha para complicar a Tigre. Y lo empezó a hacer desde el inicio de la parte final, con la fórmula del inicio del primer tiempo, con Ochoa superando a Orban por derecha. Al minuto, Ochoa asistió a Candelo y Paparatto salvó en la línea; y unos minutos después, Albil salvó su valla cuando Cosme se disponía a marcar. A los siete minutos, Millonarios tuvo otro tiro libre. Pero esta vez fue el arquero Delgado a patearlo y el remate también se fue por arriba del travesaño, aunque un poco más cerca que los tres ejecutados por Candelo. La primera reacción de Tigre fue a los nueve minutos, con un zurdazo de Botta desde afuera del área que controló bien Delgado. Y como en la primera etapa, después de los diez minutos iniciales de zozobra, Tigre comenzó a controlar el partido, haciendo que Millonarios juegue lejos de su área. Y a los 20 minutos, llegó el gol de la clasificación. Un tiro libre bien ejecutado por Gastón Díaz al corazón del área, Maggiolo la bajó de cabeza y Echeverría definió con un toque cruzado. Lo aguantó bien hasta el empate de Perlaza en el final. Y para que sea heroico, sufrió Tigre los cuatro minutos adicionales. Heroico e histórico para meterse en la final.