A la hora de vacacionar nos quedamos en la provincia
El ejido urbano con sus calles angostas, casas bajas, museos, monumentos históricos, iglesias y el novísimo Paseo Cultural Castro Barros, proponen una excelente alternativa de turismo cultural, que no todo el año podemos hacer.
Desde la ciudad, por la característica avenida San Francisco, podemos acceder hasta Las Padercitas, un monumento nacional que levanta paredes de fines del siglo XVI, donde San Francisco Solano, con su cruz y su violín, evangelizó a los nativos del Valle Yacampis.
El Dique de los Sauces, es un lugar imperdible, hermoso espejo de agua apto para la pesca de pejerrey y la práctica de deportes náuticos.
En la cima del Cerro de la Cruz, a 1680 metros, se erige la rampa de lanzamiento donde se practica aladeltismo y parapente.
La vida nocturna de La Rioja gira en torno al casino, discotecas y pubs para as las exigencias, bolsillos, gustos y edades.
Chilecito
El segundo departamento más importante de la provincia de La Rioja es Chilecito, situado al pie del imponente macizo del Famatina, de 6250 m.s.n.m. Dista 196 km de la ciudad de La Rioja, se accede por la Ruta Nac. Nº 38 durante 70 km hasta Patquía, y de allí a través de la Ruta Nac. Nº 74, los 126 km restantes hasta llegar a destino.
El clima de esta región se caracteriza por los inviernos benignos que presenta pocos días fríos.
La plaza principal cuenta con especies vegetales autóctonas como cardón, algarrobo, tusca, espinillo, visco, chañar, tala y retamo.
Chilecito ofrece múltiples aspectos turísticos para disfrutar de la estadía en contacto con la naturaleza.
Agroturismo, ecoturismo, safaris fotográficos, mountain bike, parapente, trekking, cabalgatas, montañismo y 4 x 4 son algunas de las actividades que se pueden desarrollar en la región.
Entre los paseos y excursiones más destacados de Chilecito se hallan el cable carril, que tiene 35 km de recorrido y une la estación ferroviaria de la ciudad con la mina La Mejicana; el Mirador Portezuelo, ubicado en el faldeo del cerro Famatina y las ruinas Incas de Tambería.
También se puede efectuar visitas a pequeñas y pintorescas poblaciones que rodean la ciudad a escasos kilómetros, donde la calidez y atención de su gente hacen que el visitante desee permanecer más tiempo que el planificado.