El devastador terremoto del 77
Fue en la provincia de San Juan – República Argentina, más precisamente en el departamento de Caucete. La fuerza de la naturaleza, mostró tal vez, su peor cara. Sus pobladores jamas se olvidaron del dia y sus anegdotas son estremecedoras.-
El 23 de noviembre de 1977 a las 6.23 de la mañana Caucete cambió su historia para siempre. Ya era de día, si bien era temprano hacía calor, la gente comenzaba a movilizarse para llegar a sus trabajos, algunos al municipio, otros a la zona rural, los chicos desayunaban en sus casas antes de ir al colegio o algunos aun dormían. Un estruendo nunca escuchado empezó a percibirse, se asemejaba al paso de un pesado tren de carga, de golpe los pájaros comenzaron a volar en bandadas haciendo círculos, los perros se estremecieron y nació en ellos un llanto desgarrador, algo horrible y letal estaba por pasar.
El remezón fue fuerte, dos movimientos, uno de abajo hacia arriba y otro oscilante, a los segundos la gente se dio cuenta que no era un sismo común, aumentaba, no paraba, todos corrieron fuera de sus casas mientras los árboles comenzaban a azotarse contra el suelo como si fueran juncos arrasados por el viento, se escuchaban los desesperantes gritos y los llantos de los niños ante lo desconocido.
La furia aumentó hasta el extremo, todo explotó como si fuera el fin del mundo, nubes de polvo se levantaban y abrazaban a las edificaciones, la tierra bramaba, se abría literalmente, chorros de agua caliente surgían entre las grietas como si el suelo sangrara ante una herida, todo eso en medio de un bramido ensordecedor y la tierra que no paraba de moverse.
De golpe el silencio, la quietud, el no entender, el pánico, la muerte, alguien pedía auxilio, otros corrían con destino incierto, todo había acabado y comenzado a la misma vez.
Rony Vargas, relata que cuando llegaron a Caucete esa misma mañana con un equipo periodístico a cubrir la tragedia para una importante emisora de San Juan, encontró a la gente dando vueltas alrededor de la plaza departamental, nadie sabía porqué caminaban en círculos, todos estaban en shock.
La naturaleza asestó un magnifico golpe al pueblo, sus casas desaparecieron, debajo de esas ruinas estaban las 65 víctimas fatales contadas, todo desapareció de pronto dando lugar a una de las tragedias mas importantes del país en las épocas modernas.
Con el tiempo, Caucete resurgió de sus cenizas y volvió a ponerse de píe, muchos se fueron, otros se quedaron y cientos llegaron para conformar el departamento con mas población y actividad en el este de la provincia
Relatos y comentarios
La redes sociales, hoy reviven con comentarios y surgen más anegdotas, tal es el caso de Roberto Rosellot quien en ese momento tenia 21 años
«… Eduardo Roselot Todo lo recuerdo x q tenia 21 años y fue desesperante ese momento yo vivia en angaco en la punta del monte fue orrible pero gracias a la voluntad de Dios todo cambio y para bien…»
«… Rosa Moreta Q día triste para caucete me traen recuerdos de esos momentos q vivimos ese día yo ya me estaba preparando para ir a la escuela mi padre en el trabajo mi madre tomando maté uno de mis hermanos por ir sé a trabajar y otros cuatro estaban durmiendo cuando empezó lo peor parecía q se perdía el mundo fue desesperante sentíamos un miedo total pero le doy gracias a Dios por q no nos pasó nada a mi familia gracia señor por todo amén amén…»
«… Gladis Ramirez Dios mío yo m acuerdo estaba embarazada d 8 meses d mi hija y m cai d panza gracias a mi marido que m pudo agarrar a mi y mis otros hijos no puedo entender como ISO pobre pero bueno mi hija ahora tiene 42 años y gracias a Dios todos vivos pero fue enorme y muy terrorífico la verdad no s los deseo a nadie ojalá nunca más pase algo así…»
Por otro lado nuestro director periodístico Aldo Portugal nos comento su experiencia.
«… yo tenia 5 años y vivía en Villa del Carril – Capital de San Juan a unos 70 km del epicentro y contaba con tan solo 5 años, era muy temprano, estaba amaneciendo, de repente me despierto en los brazos de mi Mamá saliendo hacia el fondo y no podía entender demasiado, no había signos de pánico ni de susto, solo escuchaba a mi Mamá hablándole a mi Papá que estaba con mi hermana en el otro lado de la casa, nosotros habíamos salido hacia el fondo y ello hacia la calle, por lo que se comunicaban a los gritos…»