El ajedrez a través del tiempo
Con el correr de los años, el escenario exterior de una partida de ajedrez de torneo ha sufrido muchos cambios. Desde la vestimenta de los jugadores hasta el mobiliario, pasando por las regulaciones reglamentarias y hasta el público y el ambiente, todo ha ido variando y acompañando las transformaciones que las modas, las costumbres y las tecnologías han impuesto. Hagamos pues, un pequeño e imaginario viaje a través del tiempo… París, 1843. Estamos en el Café de la Régence, templo sagrado del ajedrez mundial. Es diciembre y se disputa un encuentro, que será célebre, entre dos de los mejores ajedrecistas de la época: el inglés Howard Staunton y el francés Pierre de Saint-Amant. Como no hemos venido a mirar el tablero sino lo que pasa fuera de él, nos abstraemos del juego y observamos alrededor. Los jugadores van vestidos a la moda de su tiempo: uno lleva un terno de color negro, corbata blanca ancha y zapatos “escarpín”; el otro viste un saco marrón, pantalón angosto y medias de seda. Están sentados en poltronas y asomados a un tablero grande, apoyado sobre una mesa de madera maciza de artístico diseño. Un secretario anota las jugadas de los contrincantes. El público, solamente hombres, también viste a la usanza de los tiempos y, curiosamente, está junto a la mesa: algunos sentados en sillas de estilo dispuestas a su alrededor, otros de pie. No parecen molestar a los contendientes y, por lo demás, no son muchos. El ambiente está lleno del humo de los cigarros que varios asistentes fuman; hay ruido, proveniente de algunas mesas más alejadas en las que se juega a las cartas y al dominó. A medida que pasa el tiempo, la oscuridad gana el lugar y un asistente acerca unos candelabros para iluminar el tablero. Los rivales parecen cansados. Escuchamos a alguien de entre los concurrentes que dice que están jugando desde hace más de diez horas; advertimos entonces que no hay reloj de control y, por lo tanto, la partida podría durar incluso días enteros. El mismo hombre comenta que se está hablando de implementar algo para poder acotar la duración de los juegos, probablemente relojes de arena (muy precisos, según él…).