Boca empató con Estudiantes y llega con dudas al superclásico
Boca, que en la próxima fecha visitará a River Plate en el superclásico, sumó su cuarto partido sin ganar (dos caídas y dos empates) y, con 18 puntos, quedó a cinco del líder, Newell`s Old Boys; Estudiantes, por su parte, alcanzó las 17 unidades.
La igualdad, así, no los acercó a la pelea y tampoco los alejó, pero en lo anímico pareció mejor negocio para el «Pincha». Consumado el 0-0, los hinchas de Boca se unieron en un reclamo: «El domingo cueste lo que cueste, el domingo tenemos que ganar».
La proximidad del clásico, el primero desde que River volviera a Primera, evitó esta vez el cuestionamiento hacia el DT, Julio César Falcioni, que sí había sucedido en los últimos encuentros.
Boca tuvo la opción más clara para abrir el marcador en el primer tiempo, pero fue sobre el cierre: Guillermo Fernández finalmente se sumó en la ofensiva por derecha y habilitó a Viatri, que no fue preciso en la definición y permitió la buena reacción de Villar.
Antes de eso, el equipo de Julio César Falcioni exhibió todas las limitaciones de los últimos tiempos (la más preocupante, sin dudas, la falta de ideas y de intenciones) y, en una Bombonera apenas al 60% de su capacidad, fue dominado por Estudiantes.
Porque Paredes y Fernández no resultaron el revulsivo buscado, otra vez falló la sociedad entre Somoza y Erviti, los delanteros quedaron desconectados y solamente la ineficacia de Estudiantes para generar riesgo frente al arco de Orión le permitió a Boca llegar al descanso con el marcador en cero.
Los de Diego Cagna se hicieron superiores con armas simples pero efectivas: el dominio de Román Martínez en el medio, el aprovechamiento de los espacios por los laterales y la movilidad de Carrillo en la línea alta.
Tuvo dos chances Carrillo, pero en una cabeceó apenas desviado y en la otra no llegó a conectar.
El que primero se aproximó al gol en el complemento fue, otra vez, Estudiantes: a los seis minutos, Orión debió exigirse para sacar al córner un remate de la «Gata» Fernández dentro del área.
Y Boca respondió con un centro frontal que Viatri, sobre la línea final, quiso transformar en asistencia pero Villar se lo impidió.
Falcioni ya había apostado por el ingreso de Colazo en reemplazo de Paredes (reagrupó al equipo en un 4-4-2, con Erviti de `doble cinco`); y Cagna buscó más potencia ofensiva con Duván Zapata.
A esa altura, sin embargo y por momentos bajo una lluvia torrencial, el partido era decididamente pobre, merecidísimo el cero a cero.
Hubo, sí, dos situaciones aisladas que pudieron cambiar la historia: a los 35m Zapata se escapó por la derecha, envió el centro y Carrillo, `apurado` por Clemente, remató desviado, cara a cara y a pocos centímetros de Orión; y a los 40m Schunke casi vence su propio arco con un despeje que dio en el palo derecho.
Nada más.
La expectativa, de allí hasta el final, se centró en lo que sería la despedida.
Que fue la ya narrada: Boca Juniors irá al Monumental con la exigencia del triunfo.
Otro resultado lo alejará del sueño de campeón y pondrá en la cuerda floja a Falcioni.