El albañil que construyó su camino a Tokio 2020
Pero la historia de Arbe es la de una obra concreta, porque, en la vida del también campeón argentino en 1500, 5000 y 3000 metros con obstáculos, el atletismo debió convivir siempre con su trabajo como albañil, oficio que aún ejerce, en simultáneo con el más alto rendimiento deportivo, para vivir dignamente. Sin beca del Enard, esa que tuvo tras su medalla de plata en el Iberoamericano de Río de Janeiro 2016 pero que cobró durante sólo un año, el corredor no deja de agradecerle a Chubut Deportes y a las dos empresas que lo acompañaron estos años.
Mientras levanta paredes y derriba dificultades, se cruzan en su camino señales que alientan al atleta constructor: su último cumpleaños lo celebró siendo el mejor argentino en la 21k de Buenos Aires, y ayer, pasado el mediodía, apenas a un día de consagrarse, nació Eric Mateo, su tercer hijo. Entre el cansancio y la felicidad, Arbe se hace un huequito para charlar conPágina/12.
– ¿Te imaginabas clasificar a los Juegos Olímpicos?
– No, nunca pensé que iba a conseguir la marca. Estoy contento y feliz porque valió la pena el sacrificio de estar preparándome en Cachi, Salta, lejos de la familia. El esfuerzo dio sus frutos, se consiguió una marca histórica y estoy recibiendo llamados de empresas que quieren apoyarme. Pensé que iba a estar dos minutos arriba del tiempo que hice, así que cuando vi el reloj, al cruzar la meta, quedé sorprendido y muy emocionado.
– ¿Te molesta que, pese a ser múltiple campeón nacional, el apoyo llegue recién con la marca olímpica?
– Es la política que tenemos en este país. Son pocos los que ayudan en el proceso. En Argentina siempre fue así: estamos lejos de países como España, que ayudan a sus atletas durante el proceso de crecimiento. Acá es al revés: primero tenés que lograr el objetivo para recibir apoyo. Por suerte, he contado en mi vida con gente muy familiera que me ayudó a viajar y competir. Siempre tuve un amigo que me abrió las puertas.