Christian Bragarnik: El Señor de los pases y las Sociedades Anónimas Deportivas
El fútbol puede generar dos tipos de afinidades. La que comparte el sentimiento por una misma camiseta. O la que está guiada por la voluntad de hacer negocios gracias a él. Cuando un hincha de Vélez se asocia con uno de All Boys, que a su vez se juntan con un tercero de Defensa y Justicia, no los une la pasión. Los une el dinero. Christian Bragarnik, Marcelo Valeri y Diego Andrés Lemme tienen vínculos comerciales hace casi diez años. Los dos primeros en Score Fútbol SA y los dos últimos en American DyJ Group SA. Ambas empresas nacieron para representar jugadores; aunque sus propósitos son más amplios.
Su domicilio es el mismo, según varios archivos de datos: Encarnación Ezcurra 449, en el exclusivo Puerto Madero. La sigla de la segunda compañía coincide con Defensa y Justicia. Desde ese club se extendió la influencia del principal operador del medio local (Bragarnik) a otras instituciones. Se volvió omnipresente y millonario. Con la venta reciente de Darío Benedetto al Olympique de Marsella por unos 16 millones de euros, sacó su tajada si se cumpliera lo que acordó con Boca cuando lo trajo del América de México por 5,5 millones de dólares. Como no le cobró comisión en aquel momento, ahora se llevaría el 10 por ciento de su transferencia a Francia. En la Argentina se lo conoce como El señor de los pases. Curiosamente, no figura como intermediario registrado en la AFA, donde al 30 de marzo de 2019 aparece hasta Gustavo Arribas, el jefe de los espías de la AFI o Señor 5.
Los negocios en nuestro fútbol pueden generar fortunas en pocos años si el éxito acompaña, relaciones convenientes con el poder político o el control en los hechos de varios clubes. Todo eso vivió Bragarnik desde que consolidó su influencia en el medio. Hoy maneja casi un centenar de jugadores y unos quince técnicos. Ex futbolista de la Primera D –pasó por Yupanqui–, suele contar que se hizo desde abajo en un videoclub donde editaba imágenes que después servían para vender jugadores. Así se metió en el mercado mexicano. Se vinculó con los clubes Querétaro, Xolos de Tijuana y Dorados de Sinaloa, sospechados de estar controlados por el narcotráfico. En su defensa suele decir: «Yo trabajo como abogado deportivo en el fútbol, hago lo mío, asesoro, y lo que hagan los dueños de las instituciones es cosa de ellos. Pasa en todas las empresas».