Cuando la política se come al fútbol
El caso del futbolista armenio Henrikh Mkhitaryan es un bofetazo para todos aquellos que todavía pregonan que el deporte no tiene nada que ver con la política. El jugador del Arsenal inglés no jugará la final de la Europa League el 29 de mayo contra el Chelsea. Su ausencia se explica en el antiguo conflicto entre su país y Azerbaiyán, cuya capital Bakú será la sede del partido. El volante, como varios de sus compatriotas, donó fondos para el sostenimiento del enclave de Nagorno Karabaj o República de Artsaj, tal su verdadero nombre desde 2017. Este pequeño territorio independiente es la razón de fondo del conflicto entre las dos naciones. Aunque habitado por una mayoritaria población armenia, Stalin se lo cedió a los azeríes el 5 de julio de 1921 mediante un decreto. Desde entonces hubo guerras, miles de muertos, pogromos, treguas incumplidas y un gobierno como el de Ereván que sostuvo su reivindicación histórica.
“Hemos analizado todas las opciones para que Micki formara parte del equipo, pero después de discutirlo con él y su familia, acordamos que no estará en nuestro plantel”, señaló en un comunicado el Arsenal. “Habiendo considerado todas las opciones, tuvimos que tomar la difícil decisión de no viajar con el equipo a la final de la Europa League contra el Chelsea. Es el tipo de partido que no se presenta muy a menudo para los jugadores y tengo que admitir que me duele mucho perdérmelo” dijo Mkhitaryan. La agencia Prensa Armenia informó que existe una prohibición para que los ciudadanos de ese país ingresen a Azerbaiyán. Según el medio, es producto del conflicto por la República de Artsaj.
El secretario general de la Federación Azerbaiyana de Fútbol, Elkhan Mamedov, aseguró que su país “dio a la UEFA garantías de seguridad para Mkhitaryan con el objetivo de que pueda estar en Bakú”. “A pesar de las relaciones complicadas entre Azerbaiyán y Armenia, Mkhitaryan puede jugar la final” agregó la vocera del Ministerio de Relaciones Exteriores azerí, Leyla Abdullayeva, quien a su vez recordó que “deportistas de Armenia han participado ya en varios eventos importantes”. A juzgar por los antecedentes, todas esas declaraciones no resultaron suficientes. El año pasado el jugador no estuvo en Bakú en un partido por la fase de grupos del mismo torneo contra el local Qarabag. En 2015, cuando integraba el plantel de Borussia Dortmund tampoco jugó contra el Gabala FK. Micky también es el capitán y goleador histórico del seleccionado armenio. Un jugador bastante completo, que asiste y define con los dos perfiles.
Azerbaiyán ha hecho del deporte y del fútbol en especial, un argumento para instalar su marca país en el exterior. Le ha ido bien y también mal. Consiguió que el Atlético Madrid de Diego Simeone luciera sobre su camiseta la inscripción “Azerbaijan, Land of fire (Tierra de fuego)” a cambio de un contrato de 12 millones de dólares por un año y medio de contrato. Pero fracasó, tal vez, en el lugar que jamás hubiera pensado.
En julio de 2014 el presidente de San Lorenzo, Matías Lammens, rechazó una oferta similar a la que había aceptado el club español. La propuesta contenía una cláusula inaceptable para un ciudadano atento a cualquier tipo de discriminación y en particular para el dirigente. Consistía en que la comisión directiva no fuera integrada por armenios. Lammens hace muchos años mantiene estrechos lazos con la colectividad armenia en la Argentina porque desde muy chico –cuando perdió a su padre– la familia Ohanessian lo ayudó como si fuera un integrante más de ella. En el club incluso lo acompañó como dirigente Daniela Meline Ohanessian.
En aquel momento el presidente declaró: “Estoy muy contento de que San Lorenzo pueda ser pionero en decir no a un ofrecimiento económico, poder decir que no todo se compra, que no todo se vende, que hay otras cuestiones cuando uno tiene convicciones y principios. Contra la ética, los sentimientos y el amor no hay dinero que valga”.
A poco menos de una semana de la final de la Europa League, el armenio Henrikh Mkhitaryan estará de alguna forma presente en Bakú. Los hinchas del Arsenal que no podrán contar con él en la cancha se organizaron de una manera muy ingeniosa por las redes sociales para ir al estadio en Bakú. Aquellos que consigan viajar se colocarán máscaras del futbolista durante el partido. Habrá cientos de Micky siguiendo al equipo desde las tribunas.